jueves, 28 de junio de 2012

Un nuevo culto




Hace unos días tuve la oportunidad de asistir a una reunión de vendedoras (aunque había hombres las mujeres eran mayoría aplastante) de una de esas revistas de venta por catálogotan de moda en la última década en el país. A la mejor manera de investigador del siglo XIX, haciendo parte y sin participar de ella realicé un pequeño análisis de este fenómeno tan popular entre los estratos medios de la sociedad colombiana.
A la mejor manera de las iglesias cristianas estas reuniones son apoteósicas, el salón estaba a reventar, tuve que ceder mi puesto y salir mientras el administrador del lugar donde se desarrollaba conseguía cuantas sillas fueran posibles para acomodar a todas las asistentes, sillas estas que siempre fueron insuficientes. Al llegar varias auxiliares voluntarias se encargan de acomodarnos advirtiendo eso sí anticipadamente que las señoras tendrían que cargar en las piernas a sus hijos para que cupiera todo el mundo, después de esto y al margen del saludo inicial las auxiliares pasan repartiendo galleticas (de las mismas que ofrece el catalogo) bajo la advertencia de que solo se puede comer UNA para que “alcance para todos”, mientras la gente se amontona y las amigas ocasionales se saludan y se cuentan las generalidades de su vida el último mes. Y es aquí cuando llega uno de los momentos más emocionales de la reunión: El Himno. Mientras paso por el frente de algunas de estas iglesias cristianas o evangélicas y veo a sus feligreses entonando himnos de alabanza veo la misma pasión y frenesí que vi ese día de parte de la mayoría de las asistentes, cantaban, gritaban, aplaudían, elevaban las manos al cielo, cerraban los ojos (ver fotos). El himno en sí es una mezcla de música para planchar y canción de Fanny lu (no sé si estoy redundando con esta expresión), con estrofas que en algunos apartes parecen sacados de libros de Coelho, pero viendo la pasión ciega con la que lo cantan pienso que daría lo mismo fuera cual fuera su música, ritmo y prosa. Supongo que hay muchas teorías explicando la importancia de himnos y canciones de batalla en la sugestión y condicionamiento neurolingüístico de grupos humanos, pero estando allí parado  o es necesario echar mano de estas teorías para darse cuenta de este hecho. El estado cuasi hipnótico-extático en el que quedan las asistentes después de cantar permite que la reunión se desarrollé de forma fluida por el periodo de tiempo necesario para contar las novedades del catálogo y algunas otras cuestiones técnicas. Cuando el éxtasis empieza a decaer llega al rescate la felicitación de cumpleaños, las cumpleañeras se levantan mientras el resto corea el Happybirthday, esta actividad permite comentar algunas otras cosas respectivas al catálogo en sí. En esta reunión tuve la fortuna de observar la implementación de una nueva estrategia de sentimentalización- si se me permite la utilización del verbo- “La Caja de los Deseos”, acá las mujeres escriben sus deseos anónimos y los depositan en una caja, los deseos (casa propia, estudio de los hijos, conocer el mar, etc.) serán leídos de a cinco por cada reunión hasta el fin de año. La idea manifestada es que al leer el deseo todas las mamas pondrán su buena energía para que se cumpla. La idea -interpretada por mí- es mantener a las señoras pendientes durante todo el año hasta que su deseo sea leído y como la mayoría de los deseos son similares nunca sabrán a ciencia cierta cuál fue el suyo y si alguna escribe uno diferente se sentirá comprometida con las demás a enviar buenas energías así como ellas le enviaron en su caso.
El último, y quizá más importante de los ganchos de atracción a esta actividad es el sorteo de algunos de los productos ofrecidos en el catálogo, no los mejores, no los más caros, pero sin embrago da la impresión de que todo el mundo (incluido yo) asiste a esta reunión con la esperanza de conseguir alguna de estas dadivas. El sorteo además es una forma de verificar inmediatamente el pago de los pedidos realizados, pues para participar en este se debe entregar la factura de cancelación. La parte final de la reunión no se los puedo contar porque después de ganarme una manilla “Para ti mamá” y un paquete de galletas, siguiendo el ejemplo de las demás asistentes abandone la reunión.

domingo, 17 de junio de 2012

#YopalSinAgua




Está noche (17/06/12) los noticieros colombianos se mostraron preocupados por el corte del servicio de agua en tres ciudades –Cali, Ibagué y Armenia- sufrían por la falta de agua potable durante 24 horas, está situación sin duda es muy grave, pero a la vez es indignante ver la poca importancia que le dan a una situación 384 veces más grave (hasta el día de hoy). La ciudad de Yopal con entre 130 mil y 150 mil habitantes, desde hace más de un año sufre de falta de agua potable, desde el 29 de mayo del año 2011 y es una situación grave a la que se han tenido que adaptar heroicamente desde el principio pues siempre las medidas han sido insuficientes. En este punto de la reflexión creo conveniente explicar que mi vínculo con Yopal es reciente de hecho conocí Yopal cuando esta crisis inicio, por razones laborales como muchos colombianos he tenido que desplazarme a esta ciudad durante el último año. Recuerdo esos primeros días como el paisaje de la ciudad era extraño, casas y oficinas con baldes ollas y todos los recipientes posibles esperando recibir de la misma lluvia el agua necesaria para poder seguir desarrollando sus vidas con la mayor “normalidad” posible. También recuerdo la retórica de muchos líderes prometiendo una pronta solución definitiva a este problema. Pero las cosas se han ido diluyendo y quedando en el aire como muchas de las promesas que por años hemos escuchado los habitantes de esta mitad de Colombia abandonada y desangrada que es la Orinoquia. Volví a Yopal y a Casanare en el momento más candente del proceso electoral regional, asistí, o mejor dicho coincidí en varios escenarios y debates políticos y con tristeza vi y oí que la bandera del actual gobernador no era el retorno del agua en Yopal, si no el ofrecimiento de conciertos de Vicente Fernández en todos y cada uno de los pueblos del departamento (ofrecimiento que por cierto no va a cumplir). Esto lo comento simplemente para demostrar que el abandono de esta ciudad en particular y de la región en general es producto en gran parte del auto abandono y la actitud negligente de la clase dirigente local.
Más de un año sin agua y las cosas parecen no cambiar por algún tiempo y mientras tanto esta ciudad y sus habitantes seguirán sufriendo del abandono de los medios de comunicación nacionales, ni siquiera el impulso que desde Twitter dieron algunos pobladores de Yopal a esta causa con el Hashtag #YopalSinAgua que se convirtió en tendencia por pocos días y después como por arte de la magia de la velocidad informativa actual se desinfló y prácticamente desapareció del ámbito nacional.
De todo corazón espero que por lo menos este problema tanga rápida solución y que el gobierno central y el local se pongan de acuerdo de forma rápida y efectiva para que la gente de Yopal y sus habitantes ocasionales podamos gozar a plenitud de las maravillas que ofrecé.