miércoles, 26 de marzo de 2014

Repensar la Orinoquia


Todo es coyuntural, nuestros ojos solo se dignan a mirar hacía algún lugar, cuando se pone de moda. Los ejemplos son muchos y no vale la pena nombrarlos, porque mañana o el día después, surgirán más ejemplos y el cuento quedará en eso. Ahora; en el caso de la Orinoquia, tal vez porque es la zona del país, que siento más cercana, o porque en estos momentos es el punto de la nación, que mayor interés despierta para diferentes industrias. Me veo obligado a pedir, que en esta región, tratemos de profundizar un poco sobre su problemática, y a pensar en la forma en la que queremos que la Orinoquia se desarrolle. Todavía estamos a tiempo.

He leído y escuchado muchas teorías sobre la situación actual, incluso yo mismo he dado mi punto de vista. Casi todos, menos los industriales, coinciden en culpar única y exclusivamente a la industria petrolera. Otros, hablan de los arroceros como responsables, algunos hablan de la palma, otros de la ganadería y sus prácticas en la zona. Mi percepción es: La responsabilidad es compartida, la cosa es más estructural y de fondo. Tiene que ver con la forma en la que percibimos las sabanas inundables, también el piedemonte; la manera en la que se colonizaron estas tierras, la estrategia de recolonización actual (Palma [y otros monocultivos] +paramilitares + patrocinio estatal), la sensación de que esta parte del país no es más que un tapete verde del que podemos extraer lo que queramos (petróleo por ejemplo) y que por su monotonía no sufrirá ningún cambio.

Creo que es hora de pensar realmente como queremos que sea esta gran región diversa, dinámica, multiétnica, polifacética, y todos los adjetivos que queramos usar. Es momento para que quienes saben, leen y conocen, revisen ejemplos como el del cerrado brasilero, la colonización de la amazonia, incluso las pampas del sur del continente, y por qué no, ejemplos de *fábricas de árboles* (que no son más que eso, porque lo que importa es producir árboles que signifiquen ganancia económica, el discurso verde de estas empresas, no va más allá de eso) en otros países lejanos, pero que sirven de espejo para evaluar el posible impacto de estas prácticas.

¿Queremos que la Orinoquia siga siendo una simple “despensa” de recursos naturales, o la nueva frontera agrícola del país; o de verdad nos importa la región y queremos desarrollar políticas públicas claras para la zona?

¿Queremos seguir viendo a los pobladores de la región como ciudadanos de cuarta y quinta categoría; o vamos a empezar a valorar la riqueza cultural y sabiduría ancestral de estos? Sabiduría que permitiría saber cómo afrontar las situaciones que vienen presentándose desde hace algunos años

¿Queremos -como pretende el actual ministerio de agricultura- que las tierras se concentren en unos pocos propietarios; o permitir que sigan dándose los procesos de desenglobe del territorio, que permitan diversificar las prácticas productivas?

Datos, investigaciones, estudios, hay muchos, La ANLA, CORPORINOQUIA, CORMACARENA, tienen miles de estudios exigidos a las empresas. La calidad de estos estudios es entre aceptables y buenos en su mayoría, valdría la pena crear una gran base de datos con toda esa información. Esto aceleraría los procesos de diagnóstico y permitiría avanzar en el planteamiento de estrategias y políticas integrales para la región.


Podemos esperar que las cosas se enfríen un poco (literal y textualmente) para sentarnos a pensar en estas cosas, dejar que los medios se entretengan nuevamente con accidentes de tránsito y esas cosas que tanto nos gustan, y, con los que realmente se interesan por la región, tratar de responder estos y los muchísimos más interrogantes sobre la región que posee el 41% de las aguas subterráneas del país (no sé quién dio ese dato estos días, y no sé si sea cierto)