jueves, 2 de enero de 2014

Pura Colombiología

La radio y los medios públicos del país, como todo lo público en el país viven bajo constantes amenazas de desaparición, optimización, gestión responsable y otros eufemismos son válidos para justificar el cierre o los despidos masivos en muchas empresas. El reto es mantenerse, mejorar y nunca perder el horizonte de lo público.

En mi pueblo, en mi infancia y adolescencia, a ratos podía sintonizar la Radiodifusora Nacional, recuerdo vagamente algunos programas que escuchaba; igual que escuchaba la voz de la resistencia o la radio de los salesianos en la región. Pero mi gran acercamiento con la radiodifusora fue después de los 16 años cuando ingresé en la universidad, sin televisor, y sin plata, la radio, esa la radio pública nacional y la de la universidad del Cauca, fueron mi compañía muchas tardes y noches. Por eso sentí un dolor muy grande cuando cerraron esa empresa, cuando muchos-los que no somos amigos de los medios masivos, ni de los gustos impuestos por el mercado- nos quedamos sin saber que escuchar (incluso me tocó recurrir a caracol radio para mitigar esa pérdida).

Después, de a poco fui aprendiendo a querer a la nueva Radio Nacional de Colombia, su programación musical era muy buena, diferente, recuerdo los programas de música del mundo y música colombiana. Pero se notaba que era una radio recién nacida y con poca identidad, no tenía línea editorial; a quien cerró la Radiodifusora no le interesaba que la tuviera. Para no hacer larga la historia, y sin un orden cronológico claro-porque entre otras la información sobre la historia de este medio, por lo menos en internet solo existe en versión oficial y políticamente correcta- diré que la llegada del noticiero en la mañanas, programas como el atardecer, y ya un poco más acá la onda sonora, empezaron a darle cierta identidad a esta radio, la llegada de Juan Pablo Calvas  a las mañanas y al sistema informativo, le dio algo que parecía imposible, una actitud de radio pública, interesada en los asuntos de las regiones, en mostrar la opinión de todos, en no ser gobiernista sino estar al servicio de la gente. La onda sonora y la dirección musical de Jaime Andrés Monsalve por su lado, le dieron esa línea editorial que le faltaba a la música, y la acabaron de convertir en un medio alternativo en cuanto a lo musical. Fue tan buen todo este cambio, que a quien antes no le interesaba esta radio como medio de propaganda política –porque todos los medios privados le abrían el micrófono solo con hacer u gesto- decidió utilizarla para transmitir su campaña de segunda reelección, y el actual presidente decidió quitarle espacios a esa mañana diferente creada por Calvas y su equipo, para transmitir versiones cortas de aló presidente, aprovechándose obviamente del espacio creado.

Quizá el logro más importante apareció hace poco, y fue introducir el concepto de Colombiología sin que esto significara cerrarse al patrioterismo que tato vende, sino más bien, ver a Colombia desde muchos puntos, entender el país incluso desde afuera, entender al mundo desde el país.

Y cuando todos estábamos felices con la adolescente Radio Nacional de Colombia, llegaron otra vez los cambios. Juan Pablo Calvas se fue (a ratos lo escucho en su nueva casa) y con el algunos conceptos a los que nos tenían acostumbrados. Después se fue la Colombiología y con ella la Radio Nacional.

Nació Señal Colombia como sistema de medios y señal radio Colombia como radio de ese  sistema. Critiqué mucho ese cambio; Catalina Ceballos en twitter tuvo que aguantar mis críticas y mis lamentos. Dejé de escuchar la emisora cuando llegó Andrés Nieto y cuando el noticiero desapareció, (aunque seguía escuchando La onda sonora) pero la nostalgia me hizo volver, y cuando volví me di cuenta de lo bien que sonaba una especie de magazín cultural en las mañanas, con información pero con mucha cultura, con Margarita Vidal y sus entrevistas, reseñas y tertulias, con la recuperación del concepto de colombiología, con el potenciamiento de la idea de radio pública, de integrar a la gente, de mostrar las regiones y su cultura. El cambio en últimas fue positivo, aunque se perdieron cosas valiosas, llegaron otras con igual o más valor.

Lo positivo es que esta nueva radio nació siendo adulta, no tuvo que pasar por las falencias de su antecesora, más bien aprovecho algunas cosas de ella para empezar con pie derecho. Siento que lo más grave fue perder la parte de escuchar con el mismo interés y respeto, todas las caras de la información; muchas veces se me retuercen las tripas al escuchar como confían plenamente en la versión oficial, y la desconfianza que hay hacia las otras versiones.

Pero debo decir que mis temores no estaban bien fundados, que la labor de todos los que trabajan en esa radio es admirable, que todos tienen claro el concepto de lo público en los medio de comunicación y no me queda más que agradecer eso, porque cuando uno no está en las ciudades grandes o incluso estando en ellas, la mejor forma de escuchar cosas diferentes es unirse a la onda de la Pura Colombiología